El género en la alerta precoz y la acción temprana: ¿por qué tenemos que seguir hablando de ello?

Por qué importa el género

El debate sobre género y catástrofes lleva décadas abierto. Desgraciadamente, la magnitud del reto -garantizar que el género de una persona no afecte a su capacidad de respuesta y recuperación tras una catástrofe- significa que es probable que este debate continúe durante décadas.

En todos los contextos del mundo, las desigualdades y normas de género se manifiestan en los roles domésticos, el acceso a los recursos, el poder, las cargas de trabajo, los medios de subsistencia y otros aspectos. Existen barreras estructurales y normativas a la inclusión de género, y diferentes expectativas y acceso a los recursos y a la toma de decisiones entre hombres y niños, mujeres y niñas, y personas de otros grupos de género marginados. Esto tiene como resultado diferentes impactos de los desastres para las mujeres, las niñas y otros géneros. Cuanto más desigual es una comunidad o sociedad, peor les va a las mujeres, niñas y otras minorías de género durante una catástrofe.

¿Cómo se manifiesta esto en la alerta precoz y la actuación temprana?

Las desigualdades de género aparecen como barreras y retos en todos los ámbitos de los sistemas de alerta temprana y de las acciones tempranas basadas en previsiones, como muestra la siguiente figura.

No tener en cuenta las diferencias de género en las funciones y responsabilidades también puede significar que se pierdan oportunidades, como no utilizar los grupos de apoyo comunitarios dirigidos por mujeres y/o las redes informales de difusión. Los grupos de género marginados tienen una importante capacidad y valiosas perspectivas para encontrar nuevas soluciones e innovaciones. Y sabemos, por amarga experiencia, que las alertas tempranas y las acciones tempranas que no consideran e integran activamente las necesidades y experiencias de género perjudicarán a los grupos de género marginados.

Si hay pruebas de que el género importa, ¿por qué sigue habiendo problemas?

Falta de concienciación y comprensión de las cuestiones de género

Aquí no tenemos problemas de género, somos muy amigables".

Es necesario tener en cuenta de forma proactiva las desigualdades de género y los impactos diferenciales de las catástrofes a la hora de diseñar alertas tempranas y acciones tempranas, pero la concienciación y el reconocimiento de esto siguen siendo inconsistentes. En muchos casos, las personas no están informadas o no comprenden las desigualdades de género, incluso en los contextos en los que trabajan o viven.

Esto puede ser especialmente cierto en el caso de las personas en posiciones de poder, que no han experimentado directamente las desigualdades. Esta perspectiva "ciega al género" se niega a reconocer cómo las personas pueden ser oprimidas o privilegiadas debido a su identidad de género. Además, es importante recordar que las personas LGBTQ+ existen en todas partes, aunque no revelen abiertamente su identidad.

Tampoco todo el mundo está en el mismo lugar en lo que se refiere a entender el género más allá del binario (mujeres/hombres). Las necesidades y experiencias de las mujeres y niñas cis han sido, y seguirán siendo, un área vital de atención para los responsables políticos y los profesionales del sector de las catástrofes. Resulta alentador que se empiece a reconocer que las catástrofes afectan a todos los géneros y que un enfoque binario para mitigar sus efectos margina aún más a sectores de la sociedad ya excluidos y marginados. Sin embargo, aún queda camino por recorrer.

Falta de apropiación

No soy una experta en cuestiones de género, soy una persona técnica. Considerar las cuestiones de género queda fuera de mis competencias".

Muchas personas que desempeñan funciones institucionales u operativas no consideran que pensar, considerar o abordar las cuestiones de género sea responsabilidad suya. Esto puede ocurrir a menudo en el caso de las personas que desempeñan funciones más técnicas o con formación en ciencias físicas. Por ejemplo, en los sistemas de alerta temprana, quienes ocupan cargos institucionales o gubernamentales pueden hacer más hincapié en los componentes de vigilancia, previsión y alerta. Las personas pueden no entender por qué necesitan tener en cuenta el género en su trabajo técnico, especialmente si no ha formado parte de su formación o educación hasta la fecha.

A menudo, la gente siente que no tiene la pericia, la experiencia o los conocimientos necesarios para abordar las consideraciones de género. Existe la actitud de que esta responsabilidad corresponde únicamente al experto en género designado dentro o fuera del equipo para "ocuparse" o "arreglar".

Una cuestión difícil y sistémica

Cuestionar las dinámicas de poder desiguales y la exclusión social puede resultar difícil desde una perspectiva cultural, política y/o personal. Y, por difícil que sea llegar a un consenso sobre la importancia de los enfoques de género, la ejecución real de los programas de transformación de género es aún más difícil. Si no somos conscientes de nuestros esfuerzos, es muy fácil caer en patrones que refuerzan la dinámica de poder que margina a las personas que no son hombres cis.

¿Cuál es la solución?

Es necesario aprovechar los marcos y las pruebas existentes para que las personas, las instituciones y los sistemas dejen de ser inconscientes de las cuestiones de género y se vuelvan sensibles a ellas, y para cambiar hacia enfoques transformadores en materia de género a la hora de diseñar y aplicar enfoques de alerta temprana y acción temprana. La siguiente figura ofrece una lista de comprobación de prácticas sensibles, transformadoras y con conciencia de género(Brown et al. 2019).

Es necesario asignar el tiempo adicional necesario para poner al día a las personas sobre las pruebas y garantizar su comprensión y concienciación sobre las diferentes barreras, problemas y necesidades relacionadas con el género y la marginación. También es necesario abandonar la idea de que esto es responsabilidad de unos pocos elegidos, y ayudar a otras partes interesadas a que asuman su responsabilidad y desarrollen programas y planes basados en la comprensión de las necesidades diferenciadas por género. Sin esto, cualquier consideración de género en el diseño de las intervenciones será ineficaz y/o poco probable que sea aplicada por partes interesadas desinteresadas.

Reconocer que las diferencias de género están siempre presentes, y en todas partes del mundo, nos obliga a seguir hablando, compartiendo y aprendiendo. Tenemos la obligación de escuchar a quienes tienen experiencias diferentes y de tender la mano de forma proactiva para escuchar a los grupos con diferencias de género. Se trata de un proceso continuo y es necesario reflexionar, de forma continua y crítica, y adaptarse a un entorno social en constante cambio.

Es esencial tener en cuenta desde el principio las repercusiones del género y la inclusión social, y desarrollar acciones que aborden específicamente las necesidades de los más vulnerables, en lugar de una supuesta mayoría. Sólo así las alertas y acciones tempranas serán eficaces para todos los que las necesiten, no dejarán a nadie atrás y apoyarán una reducción del riesgo y una resiliencia equitativas e integradoras.