26 ago 2021

Cambio climático, desplazamientos por catástrofes y acción humanitaria (anticipatoria): Desafíos futuros

(Este blog fue publicado por primera vez en The Humanitarian Blog por IFHV y CHA).

El impacto del cambio climático aumentará drásticamente el número de personas desplazadas por desastres y fenómenos meteorológicos extremos en las próximas décadas. Al mismo tiempo, sus efectos latentes ya están intensificando desencadenantes preexistentes de desplazamientos como la inseguridad alimentaria y los conflictos violentos, exacerbando aún más las crisis humanitarias en todo el mundo. A la hora de reducir las repercusiones negativas de las catástrofes -incluidos los desplazamientos- y los efectos adversos del cambio climático en general, los enfoques de Acción humanitaria anticipatoria han dado resultados prometedores. Acontecimientos recientes como una serie de conferencias sobre la anticipación de los desplazamientos por el clima y las catástrofes o un intercambio de alto nivel sobre los desplazamientos por catástrofes y la financiación anticipada ilustran que el clima y los desplazamientos por catástrofes ya ocupan un lugar central en la agenda humanitaria.

El vínculo entre el cambio climático y los desplazamientos por catástrofes: ¿Por qué es importante la Acción humanitaria anticipatoria?

Desde las devastadoras inundaciones de Bangladesh hasta las tormentas tropicales de Mozambique, los fenómenos meteorológicos extremos son uno de los principales desencadenantes de los desplazamientos y uno de los motores de las crisis humanitarias. Según los nuevos datos publicados por el Centro de Seguimiento de los Desplazamientos Internos (IDMC), tres de cada cuatro casos de desplazamiento interno en 2020 podrían atribuirse a fenómenos meteorológicos. Con el cambio climático, se prevé que tanto la frecuencia como la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos aumenten en muchas regiones. Los procesos de evolución lenta, como la subida del nivel del mar o la degradación del suelo, agravan aún más el problema.

La mejor manera de hacer frente a los desplazamientos inducidos por el clima se basaría sin duda en estrategias a largo plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y en la cooperación al desarrollo. Sin embargo, también está claro que la cuestión de los desplazamientos inducidos por el clima debe integrarse en la agenda humanitaria a corto plazo. El personal humanitario debe prepararse para el peor de los escenarios. En este contexto, se necesitan urgentemente soluciones innovadoras en un sistema humanitario que ya tiene dificultades para llegar a fin de mes. La Acción humanitaria anticipatoria podría contribuir a dar una respuesta humanitaria más adecuada y eficaz al creciente número de personas desplazadas por las catástrofes y el cambio climático.

La Acción humanitaria anticipatoria y los enfoques afines, como la Financiación basada en las previsiones (FbF), tienen como objetivo proporcionar a las comunidades expuestas a peligros específicos el apoyo necesario y permitir una acción humanitaria temprana antes de que se produzca una catástrofe. Hasta ahora, la mayoría de los enfoques anticipatorios se han centrado en fenómenos naturales extremos como inundaciones, tormentas y sequías. Sin embargo, cada vez son más los estudiosos que pretenden ampliar la agenda de la Acción humanitaria anticipatoria e incluir, por ejemplo, las situaciones de conflicto. Incluso más recientemente, la Federación Internacional de la Cruz Roja y el Centro del Clima de la Cruz Roja empezaron a centrarse en los diversos impactos de los desastres y publicaron un informe político sobre Fbf y desplazamiento por desastres.

En la práctica, el historial de los enfoques anticipatorios parece prometedor, con estudios que demuestran que estos enfoques pueden efectivamente reducir los costes de las agencias humanitarias y producir mejores resultados para las comunidades afectadas. Sin embargo, los enfoques anticipatorios son complejos de aplicar y, hasta ahora, han sido utilizados principalmente por las ONG más grandes y los actores del sistema de la ONU o del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Para que la Acción humanitaria anticipatoria siga el ritmo de las crisis humanitarias complejas en todo el mundo y se integre en mayor medida en la corriente humanitaria general, aún quedan varios retos.

Retos metodológicos: La falta de datos fiables sobre la exposición y el impacto

El requisito previo más importante para que la Acción Anticipatoria funcione es disponer de datos fiables sobre la exposición a las catástrofes y su impacto. Los profesionales humanitarios necesitan saber dónde se producirá un acontecimiento extremo, cuál será su alcance y qué impacto tendrá sobre qué poblaciones para seleccionar, planificar y aplicar las acciones tempranas adecuadas. En cuanto al desplazamiento inducido por el clima, este conocimiento se ve obstaculizado por graves lagunas de datos.

En primer lugar, sigue habiendo una importante falta de datos sobre la exposición en muchas regiones del mundo. Especialmente en el caso de los asentamientos informales, los datos fiables sobre la población y las infraestructuras (por ejemplo, el estado de las carreteras, los edificios, etc.) suelen ser fragmentarios o inexistentes. En algunas regiones, la falta de infraestructuras físicas para recopilar datos sobre cuándo y dónde se producirán determinados fenómenos extremos -por ejemplo, debido a la ausencia o falta de fiabilidad de instrumentos para medir la actividad sísmica, el nivel de los ríos o la humedad del suelo- no hace sino agravar el problema. Las iniciativas basadas en fuentes abiertas y la creciente utilización de tecnologías por satélite ofrecen atisbos de esperanza, especialmente para las comunidades más vulnerables que siguen ausentes en demasiados mapas. Sin embargo, es indispensable consolidar los esfuerzos para conectar a profesionales e investigadores a fin de poner a disposición de toda la comunidad humanitaria datos fiables sobre la exposición.

Lo mismo cabe decir de los datos de impacto, que están aún más inmediatamente relacionados con la cuestión de los desplazamientos. Saber quién se verá afectado por un acontecimiento extremo no indica si este acontecimiento provocará desplazamientos o cuándo lo hará. Esta cuestión es especialmente relevante en el contexto de los riesgos compuestos de desplazamiento creados o exacerbados por el cambio climático. Incluso con los modelos y soluciones más avanzados basados en el aprendizaje automático, es difícil predecir cuántas personas se verán obligadas a desplazarse en un momento dado a uno o varios destinos debido a las complejas interacciones de los distintos peligros naturales y desastres provocados por el hombre con sus diversos impactos. Los modelos existentes centrados en la anticipación de los desplazamientos pueden servir a los profesionales humanitarios para la planificación estratégica, pero ni captan la complejidad de los procesos de toma de decisiones en materia de migración ni proporcionan necesariamente inferencias fácilmente accesibles y precisas que permitan dar respuestas humanitarias tempranas a los desplazamientos. En otras palabras, sólo porque se disponga de mucha información en tiempo real, no se colman automáticamente las lagunas de conocimiento.

Por lo tanto, es crucial ampliar la agenda de localización de la acción humanitaria a la recopilación de datos y aportar el conocimiento local sobre qué poblaciones de una región determinada están más expuestas al riesgo de desplazamiento. Los enfoques de recopilación de datos impulsados por la comunidad, como la cartografía participativa, pueden servir como primeros pasos en este contexto. Al mismo tiempo, la localización y ampliación de la recopilación de datos sólo puede beneficiar tanto a los trabajadores humanitarios como a las comunidades afectadas si se atiene a normas éticas estrictas. Más allá de los retos metodológicos, anticiparse a los desplazamientos es una vocación muy delicada, sobre todo en los contextos volátiles en los que suelen producirse las crisis humanitarias. A la hora de aumentar la disponibilidad de datos tanto de exposición como de impacto, los actores humanitarios deben evaluar cuidadosamente los riesgos asociados al acceso y la propiedad de estos datos para respetar en todo momento principios humanitarios fundamentales como el de "no hacer daño".

Como en otros ámbitos de la ayuda humanitaria, se aplica lo siguiente: no todas las organizaciones tienen que reinventar la rueda y llevar a cabo sus propios análisis. Los datos procedentes de diferentes fuentes y actores deben integrarse y los análisis de riesgo correspondientes deben hacerse públicos en la medida de lo posible. En los últimos años se han producido grandes avances en el intercambio de datos. En particular, la plataforma de Intercambio de Datos Humanitarios (HDX), creada por la OCHA de las Naciones Unidas, ha mejorado considerablemente el acceso a los datos humanitarios. Sin embargo, el informe recientemente publicado sobre el Estado del Intercambio de Datos Humanitarios, por ejemplo, estima que "a principios de 2021, sólo el 51% de los datos pertinentes y completos sobre crisis [estaban] disponibles en 27 operaciones humanitarias". Esto demuestra que aún existe un gran potencial para establecer y ampliar iniciativas interorganizativas que, por un lado, posean los conocimientos necesarios para recopilar, armonizar y compartir los datos tan necesarios y, por otro, se adhieran a las normas de protección necesarias y rindan cuentas a la comunidad humanitaria.

Retos prácticos: Financiación, formación e interacción con otros actores

Incluso en un mundo con una amplia disponibilidad de datos sobre riesgos y una incertidumbre reducida, quedan retos por resolver a un nivel más práctico para que la acción anticipatoria consolide sus éxitos iniciales.

El más apremiante es, sin duda, el aumento de la financiación de la Acción Anticipatoria. Las consecuencias humanitarias asociadas al cambio climático no tienen precedentes y el número de fenómenos meteorológicos extremos puede aumentar incluso más rápido de lo previsto. Incluso si se mejora la relación coste-beneficio de la acción humanitaria gracias a la financiación basada en la previsión, los crecientes impactos del cambio climático y los desplazamientos por catástrofes suponen una amenaza existencial para un sistema humanitario que ya sufre una grave falta de financiación. Iniciativas piloto como el Fondo START de Anticipación o la dedicación de dinero del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de la ONU a proyectos de anticipación difícilmente bastarán para hacer frente a las crecientes crisis de desplazamiento impuestas por las consecuencias del cambio climático. Para evitar una mayor fragmentación del sistema humanitario, este tipo de iniciativas deberían ampliarse de forma sistemática e integradora. Sin embargo, lo ideal sería que el creciente volumen de fondos para proyectos anticipatorios se viera complementado por reformas políticas que situaran la Acción humanitaria anticipatoria en un lugar más destacado de la agenda internacional de financiación de calidad, por ejemplo en el contexto del Grand Bargain, donde no se ha considerado como un aspecto clave para el flujo de financiación de calidad. Hacer de la Acción Anticipatoria una prioridad de un "Gran Acuerdo2.0" no sólo garantizaría que hubiera más dinero disponible para proyectos anticipatorios, sino que también aseguraría que los escasos recursos existentes se aplicaran de una manera diferente y más eficiente.

Desgraciadamente, la financiación por sí sola no resolverá el problema: para que los enfoques anticipatorios se integren más profundamente en la comunidad humanitaria, no sólo es necesario disponer de recursos monetarios, sino también de conocimientos sobre cómo aplicar estos enfoques. Aunque, afortunadamente, abundan las orientaciones conceptuales, adquirir los conocimientos técnicos necesarios para recopilar y analizar los datos sobre riesgos y las previsiones climatológicas puede resultar difícil. Una formación práctica adaptada a los profesionales de la ayuda human itaria ayuda a transmitir estos conocimientos, sobre todo a las ONG más pequeñas y medianas, que apenas han sido capaces de poner en práctica una acción anticipatoria más allá de la ayuda en metálico. Sin embargo, para anticiparse a los patrones cada vez más dinámicos de los desplazamientos debidos al clima y a las catástrofes, es esencial que todos los actores del sistema humanitario participen.

Además, para superar las lagunas de conocimientos, es indispensable la colaboración con las instituciones de investigación y, en particular, con los científicos especializados en datos. Por desgracia, a menudo resulta difícil encontrar un lenguaje común entre los profesionales y los científicos de datos. A menudo se utiliza un vocabulario diferente y la formación de ambos varía mucho. Por eso son útiles los traductores, los vagabundos entre los mundos, que entienden y traducen a ambas partes. Una vez encontrados, es necesario determinar con mucha precisión qué necesitan saber los humanitarios. Esto significa que los profesionales que trabajan en la Acción humanitaria anticipatoria deben identificar los problemas y las lagunas de información. Para colmar estas lagunas, de nuevo es importante incluir a los actores locales y evitar así el neocolonialismo estadístico. Instrumentos como el recientemente fundado Anticipation Hub son muy útiles para fomentar dicha colaboración.

Por último, sería falso suponer que la acción humanitaria (anticipatoria) por sí sola podría superar los retos asociados a los desplazamientos inducidos por el clima y las catástrofes. El imperativo de prevenir los desplazamientos en primer lugar ilustra la importancia de la cooperación al desarrollo y de la reducción de los gases de efecto invernadero. Cuando esto es imposible, los actores humanitarios pueden ayudar a mitigar las consecuencias negativas de los desplazamientos; pero especialmente cuando los desplazamientos se vuelven prolongados y hay que desarrollar soluciones duraderas, la cooperación con otros actores que trabajan en la ayuda transitoria y el desarrollo a más largo plazo es esencial. Junto con el riesgo omnipresente de que el cambio climático intensifique o reavive los conflictos violentos, esto hace que la previsión y mitigación de los desplazamientos climáticos y por catástrofes sea un caso de libro de texto para la aplicación y el perfeccionamiento del enfoque del triple nexo. Así pues, para abordar de forma integral los retos derivados de los desplazamientos climáticos, una de las tareas más importantes, aunque también más difíciles, es romper los compartimentos estancos entre sectores, mandatos y organizaciones.

Cambio climático, desplazamiento por catástrofes y Acción humanitaria (anticipatoria): ¿Qué camino seguir?

Hasta qué punto los desplazamientos por catástrofes se verán impulsados por el cambio climático a escala mundial sigue siendo incierto y dependerá de muchos factores, como las futuras emisiones de gases de efecto invernadero o el desarrollo económico integrador. Para los profesionales de la acción humanitaria, no hay tiempo que esperar, dado que las catástrofes, cada vez más frecuentes e intensas, constituyen ya un importante motor de los desplazamientos y del sufrimiento humano en general. Si se toman en serio las lecciones de los proyectos existentes, los enfoques de Acción Anticipatoria pueden superar muchos de los retos actuales y constituir una parte importante en el rompecabezas del desplazamiento climático y por catástrofes: Si bien los esfuerzos consolidados que incluyen las nuevas tecnologías, así como las comunidades locales, pueden colmar las lagunas de datos persistentes, sigue siendo crucial una mayor cooperación dentro y fuera del sistema humanitario. Sólo mediante un esfuerzo conjunto entre la práctica humanitaria, la investigación académica y las partes interesadas de otros ámbitos se podrán prever adecuadamente las consecuencias humanitarias de los desplazamientos debidos al clima y a las catástrofes, abordarlas con eficacia y, en el mejor de los casos, prevenirlas desde el principio.

Sobre los autores:

  • Sören Schneider es investigador asociado en el Institute for International Law of Peace and Armed Conflict (IFHV), donde, entre otras cosas, coordina un programa de formación humanitaria sobre Acción humanitaria anticipatoria. Sus intereses de investigación abarcan la paz y los conflictos armados, así como la migración y el desplazamiento forzados.
  • Katrin Radtke es investigadora senior y profesora en el Instituto de Derecho de la Paz y de los Conflictos Armados (IFHV) de la Ruhr-Universität Bochum (RUB) y directora científica de la academia de acción humanitaria (aha).
  • Daniel Weller es investigador asociado en el Institute for International Law of Peace and Armed Conflict (IFHV) y en el Center for Research Methods (CRM) de la Ruhr-University Bochum. Sus investigaciones se centran en la modelización estadística de sucesos extremos y la dinámica de poblaciones.

Foto de Matt Palmer en Unsplash